EL AQUÍ Y EL AHORA


Los entrenadores deportivos son exorcistas de los demonios pasionales.
Muchas veces, el fútbol dispara energía contenida en los corazones de los aficionados que no entienden de argumentos tácticos pero discuten sobre ellos con certeza de ácidos eruditos y fustigan decisiones desde el lugar del saber con varias materias de estrategia deportiva reprobadas.
Tiempo atrás, heredé como propia la frase del maestro Lalo Fernández que -en sobremesas futboleras- recurría a una sentencia:  "Botija... Los jugadores no son muñecos de futbolito. La táctica es movible. No existe un único sistema y en un partido cambiante se pasa de una propuesta a otra de acuerdo a la exigencia del juego".
Durante toda la preparación de Nacional, se criticó a Arruabarrena por ensayar con "Línea de Tres" y muchos de los jueces del sistema ni siquiera habían visto una práctica.
Años atrás, hubo gritos libertarios y proclamas revolucionarias contra Tabárez  por sugerir que el esquema madre era el 4-3-3.
El fútbol nuestro de cada día también incluye a aquellos que comulgan con "la nuestra" y exigen pierna fuerte y patadas. No quedan fuera los que aseguran que Guardiola es el Mesías. Hay técnicos que visten como él, con ajustados trajes oscuros y finas corbatas, y profetizan que el nuevo fútbol será de los jugadores de buen pie y de los equipos que tengan mayor posesión de balón.
Con paciencia de artesano, el "Maestro" respondió la pregunta de una entrevistadora nipona, y puntualizó que tener mucho tiempo la pelota sin profundizar no asegura hacer más goles que el rival. El 4-2 sobre Japón reafirmó su pensamiento.
La religión de la pasión incluye disparadores de debate sobre fútbol vertical y horizontal, sesudas exposiciones sobre la función del Doble "5" y el lugar indicado para un jugador en la cancha.
El colmo fue mediatizar la tranquilidad de Arruabarrena.
En el periodismo, conocí líderes que gritan hasta la afonía y fracasan. Me han marcado, en cambio, aquellos que resuelven puertas adentro, con firme personalidad y sin obligar a un esfuerzo innecesario a la garganta.
En el fútbol, las tradiciones han contado del estilo paternalista de Bagnulo, de las tapitas de Coca Cola del brasileño Tim -las usaba para explicar como jugarle al rival pero después del infaltable baile recibido en el primer tiempo-, de la "cobertura y segunda pelota" de Ribas, del devalualo "tiqui tiqui" de JR,  del fútbol total, el catenaccio y los bidones de Bilardo.
Pero todo pasa y la primera fecha del Apertura fue claro ejemplo que el fútbol es aquí y ahora.
Nacional ganó y encontró la calma. Peñarol perdió y entró en zona de turbulencia. Liverpool apostaba a las inferiores, se complicó en el descenso y cambió su política. Defensor y Danubio, obligados a vender, la reman. La IASA pasó del ostracismo al gerenciamiento. Y lejos del brillo de la A, Rampla de tercer grande a equipo de la B. Rocha de equipo copero a club en el CTI.
Albión, el decano, ya ni juega.
En psicologia, la idea de "el aquí y el ahora", de la experiencia inmediata y del presente, es uno de los principios más importantes y a la vez más difíciles de mantener cuando se realiza la terapia gestáltica. ¿Por qué? Por la sencilla razón que las personas tienden a hablar continuamente del pasado y de sus experiencias como si fueran hechos históricos.
Tal vez, en fútbol deberíamos aprender a prescindir de férreos análisis, de desenfrenadas discusiones de táctica y estrategia, de mitos y leyendas, de la nuestra, de la de los otros, de la ira y la tranquilidad. Porque todo es efímero. Como el éxito y la gloria. Como los pronósticos que preceden a los partidos.
Basta preguntarle a Alonso, candidato a campeón de la "Copita" -al decir de Juan Pedro- Sudamericana y a Arruabarrena, nominado para partir antes de la tercera fecha.
Será por eso que el famoso proverbio árabe nunca pierde validez.
No digas todo lo que sabes
No hagas todo lo que puedes
No creas todo lo que oyes
No gastes todo lo que tienes
Porque:
El que dice todo lo que sabe
El que hace todo lo que puede
El que cree todo lo que oye
El que gasta todo lo que tiene
Muchas veces:
Dice lo que no conviene
Hace lo que no debe
Juzga lo que no ve
Gasta lo que no puede
Y cualquier semejanza con el fútbol no es mera coincidencia.

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