Desahogo Terapéutico
Este blog resume sensaciones acumuladas a lo largo de coberturas, relatos, viajes y prácticas de equipos diversos.
Tal vez se transforme en manual de consulta para los míos o -simplemente- en desahogo terapéutico de años sin domingos de estufa a leña, playa o simple caminata sin GPS que me ubique.
Han pasado por mi retina austeros movimientos de cuadros de nuestro perdido interior hasta lujosas presentaciones de equipos mundialistas por obligación de FIFA, ávida de cumplir con sus patrocinadores.
Relaté partidos de todos los colores.
No olvido aquellos del torneo de OFI, en cancha sin tribuna y desde un auto, los curiosos off view desde improvisadas cabinas en Dallas y París -en 94 y 98- mirando un monitor de 20 pulgadas y las maravillosas emociones regadas con lágrimas, frío intenso y sudor inexplicable en los estadios africanos.
Estuve en el Cotton Bowl de Dallas mientras la texana ciudad se sacudía con dopaje de Maradona o en la Ciudad Luz cuando la "Fiesta del Fútbol" que precedía la transición de Roland Garros al Mundial que ganaría el equipo de Zidane se saldó con balas, palazos y gresca descomunal mientras en un pequeño apartamento de Chatelet Les Halles, ajenos a aquella guerra, periodistas compartían picada y whisky mientras payaban sobre el colorido festejo de la "Fette" sin saber lo que pasaba en realidad.
Sin embargo, recuerdo con singular afecto cuando uno de los integrantes de la selección de Rivera, campeona del Litoral, me confesó que se motivaban escuchando mis relatos de hincha de la Celeste del Norte en Radio Internacional. Por eso... Siempre lo sostengo.
La gratificación se esconde en las situaciones más inesperadas...
Tal vez se transforme en manual de consulta para los míos o -simplemente- en desahogo terapéutico de años sin domingos de estufa a leña, playa o simple caminata sin GPS que me ubique.
Han pasado por mi retina austeros movimientos de cuadros de nuestro perdido interior hasta lujosas presentaciones de equipos mundialistas por obligación de FIFA, ávida de cumplir con sus patrocinadores.
Relaté partidos de todos los colores.
No olvido aquellos del torneo de OFI, en cancha sin tribuna y desde un auto, los curiosos off view desde improvisadas cabinas en Dallas y París -en 94 y 98- mirando un monitor de 20 pulgadas y las maravillosas emociones regadas con lágrimas, frío intenso y sudor inexplicable en los estadios africanos.
Estuve en el Cotton Bowl de Dallas mientras la texana ciudad se sacudía con dopaje de Maradona o en la Ciudad Luz cuando la "Fiesta del Fútbol" que precedía la transición de Roland Garros al Mundial que ganaría el equipo de Zidane se saldó con balas, palazos y gresca descomunal mientras en un pequeño apartamento de Chatelet Les Halles, ajenos a aquella guerra, periodistas compartían picada y whisky mientras payaban sobre el colorido festejo de la "Fette" sin saber lo que pasaba en realidad.
Sin embargo, recuerdo con singular afecto cuando uno de los integrantes de la selección de Rivera, campeona del Litoral, me confesó que se motivaban escuchando mis relatos de hincha de la Celeste del Norte en Radio Internacional. Por eso... Siempre lo sostengo.
La gratificación se esconde en las situaciones más inesperadas...
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